Porque mañana será tarde.

colony2Me decía un vecino el otro día que odiaba los drones, yo le confesé el que albergo el mismo sentimiento hacia las aspiradoras, sobretodo cuando las enchufan en horario Champions. Mi vecino es fotógrafo deportivo y no sólo fundamenta su odio en que estos aparatos se entrometan en su profesión, hay otro tema. Nuestras conversaciones en el parque se limitan a los niños, al fútbol (hoy de luto por Johan) y a la adicción a las series que ambos compartimos. Ahora estamos con Colony, que tiene una buena estética en plan documental y muestra un Los Angeles distópico tras una supuesta invasión alienígena, donde el guaperas de Perdidos es una especie de agente doble para recuperar a su hijo y tal…El tema es que los malos disponen de unos drones, que curiosamente van en pareja como la benemérita (cuando en las invasiones se lleva más el enjambre!), capaces de identificar a todo el mundo y dejarlos secos con un láser antes de que digan Pamplona.   Esos drones tampoco le gustan a mi vecino y mi argumento en contra de las aspiradoras (y su prohibición por parte de la FIFA) se desmorona en comparación al suyo.

Ahora que podemos comprar una cámara HD con visión nocturna que cabe una mano por 25€ y una controladora sencilla a un precio similar, ahora que la tecnología dron para uso civil no han llegado ni a la adolescencia, ahora que nosotros nos asociamos con Ascant para dar apoyo a Protección Civil en labores de búsqueda y salvamento y que colaboramos con amigos como Instituto de Podología Daniel Mayral para dronear estudios biomecánicos a deportistas de élite, ahora que muchos Otros con la misma ilusión están desarrollando otros proyectos en los que los drones podrían mejorar, e incluso salvar, nuestras vidas. Ahora que estamos en fase 4 porque el mundo está chalado…

Ya toca que se sienten, que lleven a cabo un registro de todas las aeronaves y de su actividad, que controlen su buen uso, toca también que revisen una ley de privacidad que en España de 1978 (un poco anterior al Facebook), toca que nos dejen trabajar asumiendo ciertos riesgos a los que apostamos por el desarrollo del sector, y toca impedir a los malotes o a los tontucos, que «la líen parda»con un dron, toca reabrir el eterno debate de prescindir de nuestra libertad para tener más seguridad, toca que mi vecino no odie los drones más que yo las aspiradoras, en definitiva, que no se pierda tecnología innovodora a causa del rechazo.

Porque mañana será tarde.

Porque mañana será tarde.